Ya está cercano el Tiempo de Navidad. Observamos cómo los ayuntamientos han emprendido hace días la instalación por nuestras calles y plazas principales o más comerciales, de adornos en formas muy diversas -estrellas, casitas, globos, hojas, bloques geométricos de diseños vanguardistas…- todos ellos con sus correspondientes bombillas blancas o de color -mejor nuevas led, para abaratar– como símbolos de luz, alegría, animación para recibir y festejar las Fiestas Navideñas.

Foto: Jardín de Navidad de Caravaggio (andalucíatucultura.es)

Este 2021 tan especial también tendremos que ponernos una vacuna con algunas vitanimas: nos merecemos más que nunca una inyección con mezcla de ingredientes de muy variadas fórmulas: la animitis, para fortalecer el ánimo pues bastante hemos sufrido como sociedad en estos casi dos años; la ilusionitis, para luchar contra la desesperanza que henos percibido en personas cercanas o hemos padecido cualquiera de nosotros; la ayuditis, para sentir compasión y estar con pasión ante las situaciones próximas o lejanas de personas necesitadas.

Preparando los regalos de Navidad

En los medios y corrillos escuchamos lo de vuelve a casa o que unas muñecas se dirigen al portal; vemos preparativos de bastantes personas que ya se reúnen o van a hacerlo en restaurantes para sus comidas o cenas anuales de empresa; que si unos peces se tiran bebiendo en el río un montón de días y lo escuchamos en las grandes superficies y en muchos hogares mientras otros se lo pasan tocando un tambor yendo de camino a Belén… Hay más brillo en los escaparates. Ilusiones especialmente en los chiquillos, pero también en casi todos los mayores… por un regalo, por un encuentro afectivo familiar y con los amigos. ¡Que tendrá esta Celebración! ¡Vaya con el Niño que nació hace dos mil veintiún años, la que lió y sin utilizar redes sociales!

El Niño nos dijo que el mejor regalo somos nosotros mismos cuando nos acercamos de otra manera… Sí, cuando realmente nos acercamos o recordamos al amigo, al hermano, al padre o a la madre, a los abuelos, al hijo, al desconocido… a través del medio que sea: escrito, verbal, contacto físico, publicidad, e-mail, una llamada, una simple mirada, una donación… Pero no podemos olvidar a los que no tienen familia, a los que están sin hogar, a los que están enfermos física o emocionalmente o sienten la soledad y la tristeza. Algunos se han quedado sin nada, sí, sin nada en La Palma, tienen que volver a empezar desde cero. Y tampoco podemos ignorar que en la mayor parte de España hace frío y hay gente que sólo tiene como vivienda unos cartones para pasar la noche. Alguno tendrá, tal vez, un tetrabrik de vinacho y una barra de turrón que ha recogido en Cáritas o cualquier otra asociación, pero ¿alguien se acuerda de él para llevarle el regalo de nuestra humanidad y afecto sincero de Navidad?

Qué tendrá la Navidad

Unos vamos a poner el Árbol; otros estamos montando un Belén; algunos colocamos ambos, como reflejo de un gran Bien; les buscamos un lugar preferente en la casa. Y adornamos con guirnaldas y algunas luces. Todos anhelamos darnos un abrazo sin mascarillas, pero sigamos teniendo ¡cuidado! Estemos bien para hacer el bien.

Cada cual, a su manera, celebraremos esta época navideña. Y habrá algún intercambio de regalos y mostraremos actitudes de paz, de buenos deseos y recuerdos hacia otros. Surgen más reecuentros estos días que durante el resto anual.

Para todos, con respeto, feliz Tiempo de Navidad.

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