“Los periodistas molestan, los medios incomodan, y quienes se sienten en su punto de mira inventan mil y una maneras de taponar el derecho de la ciudadanía a recibir información libre y veraz. Asesinatos, encarcelamientos, amenazas, persecución, censura, legislaciones restrictivas… Todo vale para silenciar al que elabora la noticia. Matando al mensajero, reina el silencio”, sentenciaba la periodista Marta Molina.
El pasado jueves, las oficinas de Diario de la Ribera, uno de los periódicos de nuestro grupo, amanecieron llenas de pintadas con amenazas e insultos: “Diario de la Ribera muertos, hijos de puta”. También la cerradura ha sufrido daños producidos con un objeto punzante, según la Policía Científica.
Curiosa coincidencia que justo se acaba de publicar el Balance Anual de Reporteros Sin Fronteras 2021. Los datos son los siguientes: 46 periodistas asesinados, 65 secuestrados, dos desaparecidos y 488 encarcelados. “Nunca desde la creación del Balance Anual de Reporteros Sin Fronteras, en 1995, el número de periodistas encarcelados había sido tan alto. A mediados de diciembre de 2021, RSF cifra en 488 el número de periodistas y colaboradores de medios entre rejas por ejercer su profesión, lo que supone un aumento del 20% en un año”, afirma Reporteros Sin Fronteras.
Además, España se sitúa en el puesto 29, de 180 países, en la Clasificación Mundial de 2021 de la Libertad de Prensa, por detrás de Chipre, Cabo Verde y Lituania, y seguida de Ghana, Trinidad y Tobago y África del Sur. Para el ex Secretario General de RSF, Jean François Julliard, “sería deseable que un país como España alcanzase niveles de desarrollo similares a los de Dinamarca y Suecia (Noruega, Finlandia, Suecia y Dinamarca son los primeros en la clasificación)”.
¿Dónde ha quedado la prensa libre, con periodistas preocupados simplemente por la información y no pendientes de la opinión pública y de autocensurarse? La sociedad actual y los políticos parecen luchar cada día por perpetuar el silencio de la voz que discrepa: “He dudado mucho antes de publicar este artículo. Últimamente me pasa que escribo con miedo, demasiado pendiente del qué dirán. La autocensura está ganando la batalla, y eso me horroriza”. ¿Sabéis quién hace esta declaración? Jordi Évole, un periodista bautizado como el follonero por la controversia que generaba, cuya filosofía siempre ha sido pedir perdón antes que pedir permiso.
¿Hasta dónde vamos a llegar con el acoso a los periodistas? Cada vez más, los informadores preferimos abstenernos de hablar e informar sobre situaciones incómodas o controvertidas, simplemente por miedo: “Me autocensuro, sin duda. Me pienso diez veces más lo que escribiré en las redes sociales (…). En este sentido, han conseguido su objetivo”, explica Cristian Segura, redactor de El País.
¿Cuándo vamos a empezar a asumir que cualquier idea, siempre dentro del respeto, la educación y la dignidad, es válida, aunque no concuerde con nuestra forma de ver el mundo? El artículo 20 de nuestra Constitución reconoce el derecho “a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción”, a “comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión”, y que “el ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa”. Nada más lejos de la realidad…
Desde aquí, queremos mandar nuestro máximo apoyo a nuestros compañeros de Diario de la Ribera, y a todos y cada uno de los profesionales de la información que cada día tienen que enfrentarse, en pleno siglo XXI, a este tipo de situaciones. El periodismo se acaba, y no hacemos nada. La censura está ganando la batalla… y no hacemos nada.
