Llega la Navidad y, con ella, grandes momentos llenos de ilusión y alegría. Cerramos 2021 y damos la bienvenida a un 2022 lleno de esperanza. Es tiempo de disfrutar de la familia, de reír, de añorar a los que ya no están, de ofrecer a los demás lo mejor de nosotros mismos y de poner en valor las enseñanzas que la Sagrada Familia nos ofrece desde hace 2021 años. Este año, más que nunca, no podemos olvidarnos de todas las personas que lo están pasando francamente mal por culpa de la crisis del Covid. De hecho, nuestra obligación como políticos es estar con todas ellas ahora, y los 365 días del año.
En esta época, me piden los magníficos profesionales de este medio de comunicación un balance de 2021. Pues bien, no quiero dedicarle apenas tiempo a lo que todos los vecinos ya sabemos: el año ha sido nefasto. Prefiero tender la mano a todo el que lo necesita con la esperanza puesta en los próximos meses. El Gobierno del PSOE y Ciudadanos han protagonizado este año la mayor subida de impuestos de la historia de nuestra ciudad, el Tribunal Supremo ha dejado bien claro que tenemos las calles más sucias de la región por culpa de la gestión de ambos partidos, los nuevos desarrollos y las urbanizaciones siguen abandonados, no hay nuevas infraestructuras, y los servicios públicos municipales siguen siendo muy mejorables. Todo el mundo sabe que el actual equipo de Gobierno está a la deriva, totalmente dividido, con un alcalde desaparecido y con un vicealcalde incapaz de gestionar bien absolutamente nada. El resultado llevamos casi 3 años padeciéndolo.
Ahora lo importante es poner el foco en todas las familias que han visto como alguno de sus miembros ha perdido su trabajo o continúa en un ERTE, con lo que sus ingresos han sufrido una gran merma. En un momento en el que el precio de la electricidad, el gas, los combustibles y la comida está subiendo como la espuma. Para ellos llegar a fin de mes se ha convertido en un imposible. Lo mismo ocurre con todos los negocios que han tenido que echar el cierre, o que sobreviven como pueden a numerosas dificultades de su día a día. Dificultades económicas para comerciantes, hosteleros, emprendedores y autónomos que han dado lo mejor de sus vidas por San Sebastián de los Reyes y que ven como ahora todo se viene al traste. Es a esas familias y a esos empresarios a los que debemos tender la mano y donde debemos poner el foco en 2022 tras el fracaso de las políticas de izquierdas en el ámbito municipal y en el estatal.
A la grave situación económica y social que viven muchas personas, hay que sumar los problemas de salud que ha acarreado el Covid a numerosos vecinos. Hay quien sigue arrastrando numerosas secuelas tras haber pasado la enfermedad. Y tampoco podemos olvidarnos de tantas familias rotas por el dolor de haber perdido a un ser querido. Esta Navidad, y cada día, mi corazón está con todos los sufren una situación dolorosa. Que las luces y los fuegos artificiales de estas fechas no nos hagan olvidarnos de los vecinos que sufren. Que han echado la persiana de su negocio para siempre. Que no pueden afrontar sus deudas. Que no llegan a fin de mes. Que no tienen qué dar de comer a sus hijos. Que arrastran el dolor de una enfermedad.
Estos días escucharán a los políticos de nuestra ciudad sacando pecho de lo bien que han hecho todo este año y de lo mal que lo han hecho los otros. Hablarán de luces y de fiesta. De vacaciones y de felicidad. Todo ello mientras miles y miles de vecinos de todas las ideologías, estratos sociales y creencias están desamparados.
No entiendo otra política que la de tender la mano a todas las personas que lo necesitan. Mi ciudad, San Sebastián de los Reyes, no puede permitirse que, mientras algunos sacan pecho de las luces que tienen nuestras calles, haya seres humanos que no sepan qué les deparará a ellos y a sus hijos el año 2022. Sanse, a la que llevo desde niña en el corazón, tiene que convertirse en un lugar donde nadie se quede atrás y donde todas las familias disfruten de una Feliz Navidad. Hasta entonces no me daré por satisfecha.