El equipo de Diario de Sanse, Diario de Alcobendas y Diario de la Ribera continúa su viaje de vuelta a España. No regresan solos, sino que lo hacen con 56 refugiados, repartidos entre el autobús y la furgoneta. Entre ellos hay muchas historias duras de contar que merecen ser escuchadas.
Una de ellas es la de un padre de familia que viaja con su mujer y sus cuatro hijas. Asegura que pese a la circunstancias, «no pierde la fe de que la guerra vaya a acabar pronto». Además, expresa que «si pudieran cerrar el cielo para que no hubiera bombas volveríamos a Ucrania». A su vez reivindica el espíritu combativo de su país. «Todo el mundo quiere luchar. Se están preparando para ello los civiles. Confiamos también en nuestros militares», verbaliza con tristeza.
Antes de empezar el conflicto comenta que su vida era como la cualquier persona. «Yo era feliz. Trabajaba en mantenimiento y mi mujer ejercía de enfermera. Teníamos una granja y a los animales les hemos tenido que dejar con personas buenas. Nuestra vida estaba hecha». Todo cambió cuando cayó una bomba a dos o tres kilómetros de su casa. «Ahí decidimos marcharnos. No queríams irnos, pero las cosas se han puesto así», asegura.
¿Porqué decide viajar toda la familia junta? Este refugiado lo tiene claro. «No teníamos a nadie con quien dejar los niños. No se los hemos querido dejar a desconocidos. Tenía pensado irme porque la ley ucraniana me lo permite, pero no podía dejar a mi mujer con mis tres hijos», afirma con rotundidad.
Otro testimonio es la de una médica de cabecera de 30 años que viaja con dos niñas y unos amigos. Va a quedarse con su madre que lleva 12 años en España. «Quiero trabajar como enfermera», expresa. El detonante de su salida de Ucrania se produjo cuando cayó a bomba a 20 kilómetros de su casa.
Sin embargo, llegar hasta el autobús ha sido muy duro. «He salido en tren, en metro y en autobús hasta la frontera. En total he recorrido cuatro o cinco horas con las maletas y las He dejado atrás a mi abuela, compañeros y amigos», reflexiona.
Es importante resaltar que hay gente que decide quedarse en Ucrania por no dejar a su familia. «Tienen miedo de que no les recoja nadie en España. Encima los militares rusos tiraban bombas para asustar a la gente para que no salieran de su país», comenta.
Por último, está la historia de Tatiana, una mujer que regresará a Aranda de Duero con su familia adoptiva de verano. Es una de las niñas que durante muchos años ha estado viniendo a la localidad ribereña para pasar dos meses en verano con una familia arandina de acogida y ahora volverá a verla, pero esta vez acompañada de sus dos hijos y su madre. Los cuatro han pasado un verdadero calvario para llegar al autobús. Salieron de su pueblo, ubicado a 30 kilómetros de Kiev, la capital de Ucrania, y en dos días lograron huir del país pero sin oportunidades de viajar a España después. Esta madrugada podrá abrazar a sus padres adoptivos, pero estando muy lejos de su marido, su hermano y el resto de su familia.
La última hora del viaje es que la expedición está comiendo en Besanzón (Francia). En total se encuentran 21 mujeres adultas (de las cuales 3 son ancianas), 3 hombres (2 ancianos y 1 padre de familia numerosa) y 26 menores de edad (tan solo 9 son adolescentes. El resto niños pequeños).
Hay que decir que ya está funcionando el teléfono (+34) 91 047 44 44, que dará información 24 horas al día a las personas desplazadas de Ucrania. Además, en ese mismo número también se darán citas para los centros de recepción del @inclusiongob y se atenderá en ucraniano.
Se espera que los refugiados lleguen a las 4:30 horas a Aranda de Duero. Los que no se quedan allí, la mayoría, partirán a las 8:30 horas hacia la plaza del ayuntamiento de Alcobendas. Se espera su llegada a las 10:15 horas.