Desde que la pandemia dejó sin trabajo y sin ingresos a las familias en situación más vulnerable de Sanse, han sido mayoritariamente las mujeres de estas familias las que han acudido a los organismos municipales y a las redes vecinales para paliar sus problemas de acceso a la alimentación, para tratar de frenar la exclusión educativa a la que sus hijos e hijas, sin medios electrónicos, parecían abocados, las que han sufrido los problemas de conciliación y, también, las que se han dado una y otra vez contra el muro de un Ayuntamiento que no parece, casi un año después, consciente de la emergencia social en la que viven muchas vecinas y vecinos.
En la Plataforma Ciudadana Sanse-Alcobendas acompañamos a 71 familias de Sanse (en la inmensa mayoría de los casos, porque una mujer de la familia nos contacta). Casi un año después, siguen necesitando ayuda alimentaria, porque el 72% de las familias sigue preocupado por no tener suficientes alimentos por falta de recursos, el 60% reconoce que no ha podido comer alimentos saludables o nutritivos por falta de recursos y el 72 % lamenta que ha comido poca variedad de alimentos en el último mes. Incluso en dos de cada tres familias algún miembro ha dejado de comer durante todo un día por falta de dinero u otros recursos. Podemos decir, por tanto, que muchas familias de Sanse pasan hambre por la pobreza sobrevenida por la emergencia social de la COVID-19.
Más de un tercio de las familias que acompañamos no están atendidas por servicios sociales
Nos parece especialmente sangrante que varias mujeres de familias que reconocen pasar hambre y no contar con recursos suficientes para alimentarse no son atendidas por servicios sociales del Ayuntamiento (porque, como nos decía Cintia, una de las mujeres a las que acompañamos, madre de un niño, que vive en una habitación y sin apenas ingresos, “me dicen que hay casos más graves que el nuestro”), o desconocen qué es y cómo tramitar el Ingreso Mínimo Vital. Más de un tercio de las familias que acompañamos no están atendidas por servicios sociales y otras han recibido una ayuda puntual que ya no tienen, a pesar de que su situación no mejora.
En el ámbito de vivienda, la situación no es mucho mejor. Acompañamos a muchas familias monomarentales que viven en habitaciones. Lamentablemente hemos vivido casos dramáticos como el desahucio de la familia de Verónica, madre de hijos pequeños, que se vio en la calle a pesar de que la SAREB se había mostrado dispuesta a llegar a un acuerdo con el Ayuntamiento.
Un año después, muchas mujeres tienen verdaderas dificultades para mejorar sus condiciones económicas. Las madres solas no cuentan con ayuda para poder conciliar (porque los servicios municipales como “Los desayunos del cole” y “Las tardes del cole” que prestan esta ayuda están saturados), las familias tienen que adelantar el dinero de la beca comedor que disfrutarán sus hijos (y muchas no disponen de ese dinero), no existe ningún apoyo municipal para mejorar las competencias digitales de la familia cuando el telecole ha ganado peso y las entidades bancarias no les permiten abrir cuentas básicas de pago en las que podrían recibir las ayudas monetarias. Acompañamos incluso a dos familias que sufren graves secuelas de violencia machista y maltrato infantil que no cuentan con ayuda municipal para superarlas.
¿Qué pedimos en la Plataforma Ciudadana Sanse-Alcobendas?
Llevamos 10 meses reclamando un plan integral que haga frente a la emergencia social que sigue viviéndose en Sanse. Muchas de las redes de apoyo vecinal, que se volcaron desde marzo en ofrecer comida y bienes de primera necesidad a estas familias, no tienen la capacidad de seguir haciendo este trabajo y vemos pocos avances en los servicios municipales para hacer frente a esta situación.
Que se deje de exigir a las familias que adelanten el dinero de las becas comedor
Reclamamos que el Ayuntamiento priorice a las familias monomarentales y víctimas de violencia para el despliegue de ayudas que garanticen su derecho a una vida digna y libre de violencias.
Pedimos también que los servicios sociales del Ayuntamiento tengan el foco de su trabajo puesto en el derecho a una vida digna que tiene toda la ciudadanía y que, con esa idea en mente, abandonen prácticas que no dignifican a las familias y dejen de suponer un laberinto en el que cualquiera puede perderse y quedar atrapado. Nos gustaría ver en los servicios sociales un trabajo de acompañamiento humano.
Reclamamos que se deje de exigir a las familias que adelanten el dinero de las becas comedor y que garanticen el acceso prioritario en las escuelas infantiles públicas y en servicios como “Los desayunos del cole” y “Las tardes del cole” a los hijos de familias monomarentales en situación de vulnerabilidad.
Pedimos que el Ayuntamiento no exija una cuenta corriente para el despliegue de las ayudas o que fuerce a las entidades bancarias con la que gestiona el dinero municipal que cumplan la ley y permitan la apertura de cuentas básicas, establecidas para quien no tiene recursos.
Reclamamos, por último, grupos de acompañamiento en la Casa de la Mujer…no solo ligados a violencia sino también a situaciones monomarentales difíciles. De este modo, no solo el Ayuntamiento podría conocer mejor en qué situación viven sus familias más desfavorecidas, sino que además desde las instituciones se favorecería la creación de vínculos y tribu, tan necesarios para el día a día.