La ilusión reina ahora mismo en San Sebastián de los Reyes. Su equipo de fútbol, la UD Sanse hizo historia al clasificarse para jugar Segunda B Pro y tiene la opción de ascender a Segunda División. Lo que puede ser una enorme alegría para la ciudad y para el propio club si consiguen el ascenso a La Liga Smartbank, se puede acabar convirtiendo en un auténtico quebradero de cabeza que ya sufrieron Rayo Majadahonda o Fuenlabrada en su día. El motivo de este quebradero de cabeza no es otro que el de habilitar Matapiñonera para que cumpla los requisitos que la LFP exige a los clubes.
Los méritos deportivos pasan a un segundo plano cuando se trata de fútbol profesional. Los intereses económicos se sobreponen sobre los deportivos porque más allá del fútbol como deporte se encuentra el fútbol como negocio. Los derechos televisivos son un punto muy importante dentro de La Liga. Todos los partidos de Primera y Segunda División se llevan a decenas y decenas de países de todo el mundo. Para ello, se requiere de unas infraestructuras que pocos estadios tienen. Lógicamente, Matapiñonera carece de muchas de estas infraestructuras.
Para empezar, la iluminación debería ser reforzada con las torres de la iluminación que La Liga aconseja tener. Esta iluminación debe ser menos contaminante y, por supuesto, suficiente como para emitir un partido de fútbol con una calidad mínima que exige La Liga. Esto ya sería un coste de una cantidad más que considerable. Lo peor es que ese es solo uno de los pocos requisitos. Otra de las normas es la capacidad. La capacidad mínima para jugar en Segunda División es de 6000 espectadores. Aquí La Liga si que es más flexible y da dos años al club recién ascendido para llevar a cabo la ampliación de aforo.
Matapiñonera tendría que elevar otra grada totalmente nueva donde el problema sería el espacio y el dinero para la construcción de la misma. Además, la elevación de otro graderío tendría que ir acompañado de un cambio en el césped que cumpliese la normativa. Sería otro añadido más por el que los dirigentes del club perderían vacaciones de verano para pensar en las reformas.
Por otro lado, hay que recordar que en Segunda División hay VAR. Habilitar esta tecnología a Matapiñonera actualmente es muy complicado. La infraestructura debería adaptarse a este condicionante que, para nada es sencillo. Todo esto, sin mencionar aún a los medios de comunicación. La Liga exige que haya un número mínimo de cabinas de prensa y de instalaciones que permitan desarrollar el trabajo correctamente a los medios.
El caso es que el Sanse, si asciende, tendrá más trabajo extradeportivo por delante que el propiamente deportivo. Todo esto contando únicamente con los requisitos de instalaciones e infraestructuras, porque también tendrían que adaptarse en otros aspectos. Lo que queda claro es que, a veces, poco importan los méritos deportivos.