Este 14 de Marzo se cumple un año desde que el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, decretara el estado de alarma en nuestro país ante la llegada del coronavirus. Y como consecuencia inmediata el confinamiento total de marzo, abril, mayo y parte de junio. 12 meses después del inicio de todo la pandemia, a fecha de hoy, ha matado a 72.258 personas en España, según cifras oficiales.
Desde el punto de vista sanitario la covid-19 ha sido todo un reto. Empezar a trabajar con algo desconocido y en un primer momento sin demasiados medios materiales y humanos. Diario de Sanse ha charlado con Ángel Serrano, anestesista del hospital Infanta Sofía y una de las caras más visibles en los medios durante esta pandemia.
Pregunta. ¿Cómo ha sido la evolución de la pandemia en este primer año?
Respuesta. Lo que más ha llamado la atención al principio fue lo brusco de todo. Cuando la cosa llegó a Italia pensamos que esto iba a ser algo real. Lo primero fue la velocidad de impacto sobre el personal sanitario porque al principio se vendió como una gripe. No pensábamos que nos iba a sobrepasar. Tenía que haber existido un plan europeo y como no lo hubo cada país actuó por su cuenta. Hubo que luchar contra todos los elementos. No había camas, respiradores… Fue todo un caos y hubo que improvisar demasiado. Faltaron medios para atender el sobrevolumen de pacientes.
«Nunca hemos llegado a estar libres de este virus en el hospital«
P. ¿Cómo fue el momento en el que os dijeron que teníais que coordinaros porque venía el virus?
R. A nivel organizativo no hubo mucha escucha. Algunos compañeros que viajaron a China previamente hablaron de una «situación catastrófica» y los que estábamos informados, también. El primer aluvión de pacientes en la primera ola provocó el colapso de las UCIS. Pese a ello no hubo mucha excusa. Poníamos el grito en el cielo en marzo y era muy difícil que los de arriba tuvieran capacidad de escucha, más allá de lo que se les ocurría. El jefe respondía a una dirección que le ha colocado para cuatro años y así es muy complicado para tener fuerza organizativa.
P. ¿Cuándo llegó el gran pico a Sanse?
R. En la primera ola fue espectacular. Hubo en abril y mayo 240/260 camas y duplicado de camas y todo era Covid. Eso fue lo peor. Sobrepasar las posibilidades. En la segunda ola empezamos a ver el virus en julio en hospitales de Madrid y llegó aquí en agosto. A los 15 días ya había más de 100 personas en el hospital por Covid y las operaciones programadas estaban suspendidas. Nunca hemos llegado a estar libres de este virus en el hospital. Yo soy anestesista y he tenido que hacer toda esta pandemia trabajos en la UCI como refuerzo.
P. ¿Cuál es el sentir de un sanitario viendo que se muere la gente y no se puede hacer nada?
R. El escalón sanitario dentro del hospital ves que es el último escalón antes de la enfermedad. Me parece un fracaso que todavía estemos así a estas alturas. Hay países donde las cosas se han enfocado de otra manera. Hemos convivido en España con infraestructuras que han dado lugar a tanta mortalidad. Ha habido muy mala gestión a todos los niveles. La tercera ola ha sido importante aún sabiendo la experiencia de la primera ola. Hemos seguido cometiendo muchos errores.
«No tiene gran explicación que haya 16 puestos para críticos en el Infanta Sofía y no se hayan abierto todavía»
P. Escuchándote parece que no hemos aprendido nada este año.
R. Sí, muy poco. A nivel de decisiones políticas en los sanitario ha habido muy poco acercamiento a las autoridades científicas a la hora de desescalar o de ampliar o no la movilidad.
P. ¿Cómo se explica que esté sin poder usarse la torre 4 en medio de una pandemia?
R. No tienen gran explicación porque se venía reclamando hace años antes de todo esto. La capacidad hospitalaria de la Comunidad de Madrid ha ido mermando, pese a hacerse nuevos hospitales en los últimos años. Se han creado nuevas camas a costa de cerrarlas en otros lugares sanitarios. No tiene sentido porque hemos visto que hay 16 puestos para críticos en el Infanta Sofía que están y no se han abierto. A pesar de recogida de firmas y de conocerlo en televisión no ha habido respuesta a nivel político, ni de dirección, ni de la empresa concesionaria. Tampoco ha habido respuesta para un aumento de plantilla.
El Zendal tampoco ha funcionado. Es lo triste de todo. Quien haya pasado la enfermedad en el Infanta Sofía ha podido darse cuenta que a nivel de complicaciones no ha habido ningún tipo de evaluación entre hospitales. Cada hospital hemos hecho la guerra por nuestra cuenta como hemos podido. No se nos ha ofrecido ayudas de reparto de capacidad asistencial.
«La sanidad es una herramienta de propaganda política de todos los signos. Abrir un hospital parece que es abrir un 100 Montaditos»
P. Por último, ¿qué habéis aprendido los sanitarios de este año?
R. De estrellarnos con lo que imaginábamos hemos aprendido como son las dinámicas de la organización de un hospital. Con la pandemia se han puesto de manifiesto las deficiencias que veníamos demandando años atrás. La sanidad es una herramienta de propaganda política de todos los signos. Abrir un hospital parece que es abrir un 100 Montaditos. Tenemos la apertura del Zendal en una situación deficiente y con prisas. Plantillas con peores contratos y obligados a ir a ese hospital.
El «todo vale» es lo que hemos visto. La ciudadanía puede decir que tenemos vocación, pero ha faltado escucha en todos los niveles. Es increíble como una comunidad tan pequeña como Madrid no tuviera esto organizado.