La catedral de Burgos, la Casa del Cordón, la ermita visigoda de Santa María de Quintanilla de las Viñas o la fachada de Santa María la Real de Aranda de Duero son sólo algunos de los monumentos burgaleses que se encuentran unidos por la piedra, que también sirve de nexo con múltiples monumentos de la provincia del Norte de España.

Y relativamente cerca de Madrid, a escasas dos horas y media en coche, se encuentra el lugar donde durante siglos se han extraído las piedras con las que se han conseguido levantar maravillosos templos que destacan por el color blanco de sus fachadas. Un color totalmente natural que proviene del subsuelo de los montes que unen las localidades de Hontoria de la Cantera, Cubillo del Campo y Tornadijo.

Allí se encuentran las canteras de las que se ha ido extrayendo desde hace trece siglos la piedra caliza para construir estos hermosos edificios. Es ahora cuando por fin se pueden visitar gracias al proyecto que se puso en marcha hace unos años con mucho esfuerzo. Gabriel García es uno de estos impulsores, logrando por el momento abrir al público tres de las 23 canteras con las que cuenta este complejo. De esta manera, los visitantes pueden realizar un viaje hacia el interior de la tierra para conocer más sobre lo que ven en el exterior. “Siempre estamos investigando nuevas vías de desarrollo turístico y ello nos llevó a colaborar en este proyecto. Compré un tercio de la sociedad y empezamos a generar ideas. Es una forma muy bonita de unir los monumentos con sus orígenes”, explica García.

‘Patrimonio de la luz’ es el nombre del proyecto y la intención de los promotores es lograr que los visitantes puedan acceder a seis de las canteras. Por el momento nos podemos adentrar en las galerías denominadas de la Catedral, El Pozo y El Polvorín, que ofrecen un auténtico viaje al centro de la tierra, a la historia y al origen del patrimonio.

La cantera de la Catedral recibe este nombre porque de aquí salió la materia prima para construir la seo de Burgos. Las rampas, las columnas, las vetas de piedra y la luz natural y artificial van creando juegos de luces y sombras que trasladan al visitante siglos atrás, a la época en la que los mineros, pico y pala, extraían el preciado material o a épocas más recientes cuando se usaba la pólvora para agrandar estos espacios. Durante la Guerra Civil, esta cantera albergó munición para el ejército sublevado y se convirtió en un polvorín que se mantuvo durante décadas.

Una grúa marca el lugar donde se halla la segunda cantera, la del Pozo. Allí es posible adentrarse en la historia de la minería y descubrir cómo el trabajo ha ido evolucionando con el paso del tiempo. Todo ello gracias a la recreación de personajes trabajando, moviendo la piedra o subiéndola por el respiradero.

La belleza y la singularidad de las galerías es tal que el espacio se ha aprovechado para rodar varios anuncios, así como para conciertos. Sentir la música resonar donde antes se escuchaban los sonidos de las palas y los cinceles golpeando la piedra es algo grande.

Del mismo modo se puede acceder a la cantera ‘El Polvorín’ que sirvió de cárcel y almacén hasta finales del siglo pasado.

‘Patrimonio de la Luz’ ofrece visitas guiadas a las 10, 12 y 17 horas de martes a domingo. Cada galería dispone de 1.800.000 metros cúbicos, cuenta con sistemas de ventilación natural y tiene capacidad para albergar a 1.500 personas de manera habitual, aunque ahora la visita se hace en grupos reducidos cumpliendo con todas las medidas de seguridad y sanitarias estipuladas.

La visita a la cantera tiene una duración de dos horas aproximadamente, es apta para todos los públicos y existe la posibilidad de realizar una visita conjunta y organizada a la catedral de Burgos.

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