Usuarios, trabajadores y floristas de nuestro municipio se muestran alegres ante “un día importante”, pero a su vez con dudas sobre el servicio que dará el cementerio con la privatización de los servicios.
El 1 de noviembre tradicionalmente trae una visita obligada al cementerio municipal de San Sebastián de los Reyes para recordar a los difuntos. Sin embargo, hay que diferenciar tres actores principales. Usuarios, trabajadores y floristas. Cada uno lo vive de diferente forma, pero con preocupaciones similares.
Por un lado, el personal del cementerio tiene más trabajo estos días como consecuencia de una mayor afluencia de gente. Según Alberto, operario municipal, “En estas fechas hay que estar más pendiente de la gente prestando el mismo servicio. Sin olvidarnos de enterrar, desenterrar y limpiar”. Su compañero Gregorio, añade que “hay que dar prioridad a estos servicios básicos”. Sin embargo, se queja de la falta de personal. “Necesitamos más gente para la conservación”. Esta última reclamación también es comentada por los usuarios del cementerio de Sanse como nota negativa. Mari Paz, familiar de un fallecido enterrado, afirma que “No dan abasto. El ayuntamiento debería tener más gente aquí”. Sin olvidarse de la ilusión del día porque “No se puede faltar. Es el día de ellos”.
A corto plazo, la situación del cementerio va a cambiar por la privatización en el mes de noviembre. “Hay incertidumbre”, alegan algunos trabajadores. Otros, por el contrario, prefieren no pronunciarse sobre el tema por el temor de no saber qué pasará con su empleo. Por su parte, los usuarios, en su mayoría desconocen si el cambio será para mejor o para peor. “Veremos lo que ocurre”, declaran.
La otra parte fundamental en el Día de los Santos es el trabajo de los floristas.
Alicia, asume que “el día de los santos es el que más se vende”. «Me saco un dinerito extra porque tengo otro trabajo”. Esmeralda también añade el factor crisis. “La gente estos días viene más, aunque en la caja tampoco se nota mucho”.
Su preocupación se centra en el robo de flores de las lápidas. “Es indignante. Sobre todo para la gente que se gasta el dinero”. Añaden, además, que no saben “que será de ellos con la privatización”.
En definitiva, usuarios, trabajadores y floristas, cada uno con sus preocupaciones, coinciden en algo fundamental: la ilusión por el presente y la incertidumbre por el futuro.
Julio Gómez