Suceso con final feliz en la calle Francisco de Navacerrada (zona centro). A primera hora de la mañana un chico joven tenía intención de suicidarse por la ventana de su casa. Sin embargo, los bomberos, tras una intervención de dos horas conversando con él, han conseguido parar la idea y hacerle desistir.

Foto: Bomberos Comunidad de Madrid. Diario de Sanse

«Han desplegado el colchón para que no se hiciera daño si se tiraba. El susto de los vecinos cuando lo hemos visto ha sido importante. No sabíamos como podía acabar esto», relatan a Diario de Sanse algunos de los presentes que se asomaban a las ventanas cercanas al lugar. Finalmente, los bomberos le han trasladado al hospital para que le realicen diferentes pruebas.

Hay que decir que la Asociación para la Intervención Psicológica en Urgencias, Emegencias, crisis y desastres ha elaborado una guía para este cuerpo de profesionales en la dan algunas pautas:

Informarnos lo más posible.
Antes de salir, de camino y al llegar trataremos de recabar cuanta más información mejor , es importante que nos faciliten el nombre de la persona, para poder dirigirnos a ella, trataremos de averiguar también lo más posible sobre qué está pasando, quién está allí (familiares, otros profesionales, vecinos…), cualquier dato sobre anteriores tentativas (cómo lo intentó, por qué no se llegó a consumar) y sobre lo que está pasando ahora (qué hizo o amenaza con hacer, cual es su nivel de agitación…).

No podemos olvidarnos de recopilar formación que tenga que ver con POSIBLES AMENAZAS PARA NUESTRA SEGURIDAD, preguntando si la persona tiene armas, amenaza con llevar a cabo alguna acción que suponga peligro para otras personas (provocar explosiones, incendios…), amenaza con atacar a quien trate de impedir el suicidio, tiene antecedentes de conducta violenta, sufre alguna enfermedad mental que pueda suponer un riesgo, etc.

Llegando al lugar.
Hay que evitar que nuestra llegada precipite los acontecimientos, llevando a la persona a suicidarse antes de que alguien se lo impida, y que llame la atención de curiosos que nos compliquen el trabajo, así que cuando estemos llegando DESACTIVAREMOS SIRENAS Y ROTATIVOS.

Proteger/nos.
No podemos olvidar ni la autoprotección ni la protección de la escena, valoraremos hasta dónde acercarnos y cómo hacerlo, y aseguraremos la zona para el resto de personas, valorando la necesidad de balizar, llevaremos el EPI adecuado y cumpliremos las medidas de seguridad
necesarias.
Prestaremos siempre atención a olores a gas o humo y tendremos en cuenta la posibilidad de que se haya puesto en práctica más de un método letal. Evitaremos acercarnos a la persona por la espalda y si es inevitable le hablaremos para que se vuelva, mantendremos la distancia y estaremos atentos a reacciones violentas.

Negociación.
Si se puede establecer una buena comunicación hay que intentar obtener datos que nos ayuden a dirigir la atención hacia posibles dudas y sentimientos ambivalentes sobre la opción de matarse. Trataremos de ayudarle a hablar de:

  • Las desventajas de morir y las desventajas de vivir. Posibles alternativas y estrategias para enfrentarse a las desventajas de seguir con vida, y razones que fueron importantes para decantarse por la vida en el pasado y que
    pueden seguir teniendo sentido.

Para evitar caer en generalizaciones que carezcan de significado para la otra persona debemos
apoyarnos siempre en lo que nos vaya contando. Por ejemplo, si nos dice que le preocupa lo mal que lo va a pasar su madre si se suicida podemos redirigir la conversación diciendo “¿la quieres mucho?” o si alguien nos habla de que ya no tiene ganas de nada o de que ha perdido la capacidad de disfrutar podemos preguntarle por las sensaciones o las actividades que le gustaría recuperar.

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