Ya empieza a ser grotesca la obsesión del Teniente de Alcalde, el Sr. Martín Perdiguero, por diferenciar a los vecinos y vecinas de Sanse por su lugar de nacimiento o procedencia. Ya es recurrente escucharle en el Pleno municipal recriminar a determinados concejales que no son nacidos en Sanse. Sin ir más lejos, el pasado jueves, que se celebró el Pleno de Julio, volvió a decirme que yo no tengo ocho apellidos de Sanse…
Es inútil intentar explicar a un personaje como éste, que ejerce y fomenta, día sí y día también, el amiguismo y el caciquismo propio de décadas pasadas, que no solo me está faltando el respeto a mí como representante de mi querido Sanse, sino también a la inmensa mayoría de los vecinos y vecinas que residen en nuestro municipio y que provienen de otras zonas de Madrid, del resto de España e incluso de otras partes del mundo.
Tengo que reconocer que la primera vez que me lo dijo me indigné. Por el insulto que supone para tantas personas que vivimos y queremos a Sanse y por la pasividad y complacencia del alcalde del PSOE y del resto del grupo socialista, a excepción de una concejala que por lo menos en privado me mostró su malestar.
Yo soy producto de dos emigraciones. La primera la de mis padres de Jaén a Barcelona fue dolorosa y obligada por la necesidad económica. La segunda, la mía a San Sebastián de los Reyes, ha sido voluntaria y feliz. Vine a Sanse hace ya veinticinco años a raíz de aprobar una oposición y aquí me quedé. Elegí este municipio porque me hablaron de un municipio dinámico social y culturalmente que avanzaba de la mano de un nuevo alcalde: Ángel Requena. Me gustó que la historia de su fundación fuera un acto de rebeldía y justicia social. Desde entonces Francisca la del Bártulo, Pedro Rodríguez el Viejo y la palabra «apodaca» pasaron a serme familiares.
Sanse es una ciudad construida sobre la base del acogimiento y la bienvenida. Así lo hicieron hace más de cinco siglos las familias que se asentaron en los alrededores de la ermita de San Sebastián huyendo de la opresión del señor feudal de Alcobendas. Aquí se asentaron a partir de los años cincuenta muchos vecinos de Castilla, Andalucía, Extremadura u otras zonas de España y más recientemente vecinos y vecinas procedentes de otros municipios de la Comunidad y de otros países. A esos y a sus descendientes, que seguramente suponen más del 70% de la población, el Sr. Perdiguero nos menosprecia por no tener ocho apellidos sanseros. Pero en San Sebastián de los Reyes me asenté con mi familia hace veinticinco años y ningún aspirante a Rey Sol nos va a decir que no somos de aquí.
El Sr. Martín Perdiguero y yo no solo somos totalmente distintos, sino que pensamos radicalmente diferente. Él cree en una forma de gobernar a través del amiguismo y de recompensar a aquellos que le ríen las gracias, menospreciando a aquellos que osan llevarle la contraria como ha ocurrido últimamente con el hijo adoptivo de Sanse, D. Pedro María Rivera.
Cuando decidí dar el paso a la política municipal desde el asociacionismo de las AMPAs, una etapa estupenda y enriquecedora desde el punto de vista sentimental, lo hice teniendo ya una carrera profesional totalmente consolidada. Porque ser concejal debe ser sinónimo de estar al servicio de la gente, nadie está obligado u obligada a estar en política si no es por el interés general. Y desde luego en Sanse hay mucha necesidad de este interés general.
Está claro que este personaje, en su afán por perpetuarse, no le importa arruinar al municipio ni el futuro de Sanse. A diferencia de él yo creo en el bien común, en que es posible construir un futuro mejor desde la participación de todos los sectores, priorizando las necesidades y gestionando las arcas públicas pensando en el beneficio de todos nuestros vecinos. Porque lo público es de todos, aunque ahora en Sanse no lo parezca.
El abandono de una parte importante de nuestro municipio y de sus servicios públicos es una realidad. Así como el gasto de todos los millones ahorrados, el endeudamiento con los bancos y la nula política de vivienda asequible que ya están pasando factura a los jóvenes del municipio y la seguirán pasando a las generaciones futuras.
El autoproclamado vicealcalde piensa que aprobando proyectos claramente irregulares (o intentándolo) como el del cementerio y crematorio privado entre Dehesa Vieja y Fuente Fresno que desde Izquierda Independiente conseguimos parar y beneficiando a determinados sectores apelando constantemente a la tradición y a que él nació en el pueblo, le asegurará seguir siendo parte importante de posibles gobiernos futuros.
Personalmente creo que su estrategia hace más daño a esos sectores que supuestamente pretende potenciar. Y lo que está claro es que a la oposición, o por lo menos a Izquierda Independiente, no nos va a callar. Ni sus comentarios chorras, ni la complicidad y dejadez del alcalde socialista el Sr. Narciso Romero, van a hacer que mi compañera Carmen Palacios y yo dejemos de defender los intereses generales de Sanse y nuestros vecinos.
Y, junto a mis compañeros y compañeras de Izquierda Independiente, volveremos a trabajar con ahínco e ilusión para conseguir la alcaldía el próximo año y así mejorar nuestro querido Sanse desde la responsabilidad, honestidad y también hospitalidad para quien venga a vivir o trabajar en nuestro municipio independientemente de donde haya nacido. Por que como bien dice el refrán, “se es de donde se pace, no de donde se nace”.
De nuevo gracias a los vecinos y vecinas que cada día me demuestran su cariño y respeto y feliz verano a todos.
Juan Torres García
Portavoz de Izquierda Independiente San Sebastián de los Reyes.
Buena defensa de la tolerancia y del respeto, que ni tienen ni se merecen muchos autodenominados patriotas y defensores de lo que llaman tradición.
Al final Perdiguero consigue lo que quiere. Desesperarle.
Me parece fabulosa la opinión de Juan Torres. Llevo viviendo en Sanse 3 años, a pesar de estar toda la vida viniendo aquí. El tal Perdiguero no tiene ningún derecho a decir si yo tengo 8 apellidos de Sanse o no tengo ninguno. Me parece indignante que una persona así esté en un cargo público. Habría que revisar su puesto, y que los vecinos lo tengan en cuenta a la hora de votar, porque es un desprecio hacia la mayoría de nosotros