Un pequeño, oscuro y simplificado al máximo escenario de teatro, si se junta con artistas de enorme valía, puede desprender magia creativa a borbotones. Así fue la noche del 3 de febrero de 2023 con la puesta en escena de Las que limpian, una excepcional sátira social plagada de sorpresas con las que se demuestra que hay cosas que solo el buen teatro puede ofrecer.

Foto: Centro Dramático Nacional

Una obra que para mucha gente podría haber pasado desapercibida en el catálogo ha demostrado ser una de las más originales, audaces, inteligentes y divertidas que en estos tiempos se pueden ver. No es mi intención destripar la trama argumental ni cada una de las sorpresas que ofrece, pues me gustaría que mucha gente fuera a verla. Diré que me parece una obra necesaria por un conjunto de motivos: Es divertida y hace reír y sonreír a pesar de tratar una temática muy seria e importante. A quien escribe este artículo le alegró una tarde triste y le ayudó a relativizar mejor las cosas y ponerlas en su sitio. Su sátira social es brillante. Creo que así lo vio en general el público que asistió. Habla de realidades como son, mostrando su crudeza sin perder la hilaridad, un género teatral, cinematográfico y literario, que podría también denominarse comedia dramática, en cada obra y entorno con sus propios matices, que, en mi opinión, es uno de los más valiosos que existen, pues nos ayuda a ser personas críticas y comprometidas con el entorno y las personas que podamos conocer al tiempo que nos dota de recursos humorísticos para enfrentar los desafíos e intentar ser felices a pesar de las dificultades que podamos encontrar en un mundo que, en algunas ocasiones y, en especial, con algunas personas, es muy duro e injusto.

La obra también es necesaria por hablar de un tema de actualidad por el que algunas personas se han interesado mucho, pero debía dotarse de mayor visibilidad para hacer llegar el valor de la causa al público general: Necesitamos empatizar con personas como las llamadas Kellys, con trabajos ingratos y que, en numerosas ocasiones han sido explotadas- y muchas lo seguirán siendo con bastante probabilidad, a pesar de los grandes avances conseguidos en lugares concretos gracias a la magnífica lucha colectiva de varias de estas valientes y sacrificadas trabajadoras.

Es una obra que habla de esas personas que podrían incluirse en las que llamamos nadies, personas ninguneadas cuyo trabajo es despreciado y del que parece que solo se acuerdan muchas personas para ponerle pegas sin pararse ni un segundo a pensar en las condiciones en que este fue realizado.

Nuestra sociedad necesita empatía y solidaridad social, necesita personas más consideradas, necesita más y mejor protegidos derechos laborales. Esta obra reivindica todo esto desde la simpatía, la sencillez, los golpes de humor más variopintos. Espero que muchas kellys puedan ver esa obra y espero que les guste, pues creo que es un sentido homenaje que nos ayuda a pensar mucho más en ellas como heroínas cotidianas, personas de las que debemos estar orgullosas y orgullosos, en lugar de ningunearlas. Es hora de que el trabajo duro se recompense como es debido.

Laura Ramos, asistente a la representación de Las que limpian en el TAM

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