La tarde-noche del 23 de marzo, Bob Pop estuvo sentado en el escenario del teatro auditorio Adolfo Marsillach contándonos anécdotas de sus vivencias, mezclando en su relato confesiones muy íntimas, sarcasmo, denuncia, ironía, sátira, humor negro y, a veces, muy negro, creatividad literaria, humor provocador y cultura general, entre otros ingredientes, en un ambiente entre serio y risueño, con una trama narrativa, que a pesar de lo duro de algunas escenas retratadas con la palabra, extraía diversos tipos de humor posibles para hallar una escapatoria de la desazón y la desesperanza y sustituirla por la capacidad de reírnos de nosotros mismos y de los que nos da miedo o nos parece dañino, si bien es cierto que en un punto álgido y, para mi gusto, de los mejores del espectáculo, no hubo lugar para la risa y sí para la denuncia contundente del abominable comportamiento de los que ningunearon, despreciaron y pusieron en cuestión a la víctima del famoso caso de La Manada. Bob Pop tenía una vivencia personal que relatar que apoyaba el argumento de que cada persona que resulta víctima de un suceso así, las personas que son víctimas reales de cualquier suceso trágico, son víctimas como buenamente pueden serlo, hacen lo que pueden y, muchas veces, buscan la mejor manera de seguir viviendo y hacer frente a su profundo malestar con los recursos que tienen a su alcance, sin que eso deba hacer que se ponga en duda lo que relatan en su denuncia, cuando llegan a denunciar.

Foto: Canal Norte TV

Bob Pop fue muy hábil entremezclando lecturas de diarios literarios de personajes célebres de la historia o personajes muy con la lectura las escrituras de su propio diario. Nos hizo reflexionar sobre el valor de leer, de escribir y, en especial, de escribir un diario, de buscar recursos para sacarse las castañas del fuego, de reconocer nuestras contradicciones y lados más luminosos y más oscuros de nuestra personalida y de nuestra sociedad, de aceptar la complejidad de la vida y de nuestras relaciones con las personas y con los trabajos que tenemos a lo largo de nuestra vida.

Desde la espectadora más incondicional de sus espectáculos hasta quienes éramos nuevos en asistir a algún espectáculo suyo, seguramente no dejamos nuestro asiento tras el espectáculo viendo la vida exactamente igual y, con certeza, nos llevamos cosas que atesorar en nuestra memoria como recursos humorísticos y emocionales para ayudarnos a intentar hacer frente a lo que nos venga, sea bueno o malo, como mejor podamos. Las palabras y momentos fueron muy variados, cada persona sentada frente a Bob Pop habrá podido vivirlos de forma distinta de acuerdo a sus opiniones, sensibilidad, gustos personales, experiencia de vida.

Nadie puede negar que Bob Pop tiene un estilo propio, muy filtrado por su propia experiencia de vida, que, por lo menos en algunos aspectos, puede ser fuente de inspiración para nuestra vida cotidiana, para nuestra capacidad de resiliencia, de aceptación y de rebeldía al mismo tiempo y para darnos cuenta también de que nadie ni nada gusta a todo el mundo, pero siempre nuestros peores jueces seremos nosotros mismos.

Laura Ramos, espectadora del espectáculo “Los días ajenos”, de Bop Pop

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

14 + 12 =